
Reductil (sibutramina): indicado en el tratamiento de pacientes con obesidad (IMC mayor o igual a 30) o en pacientes con sobrepeso (IMC superior a 27) con complicaciones asociadas al aumento de peso como diabetes, hipercolesterolemia. En los trastornos de la conducta alimentaria no están autorizados. Está contraindicado en enfermedades psiquiátricas o con bajo/normal peso. Sólo deben ser tomados por indicación médica debido a sus múltiples interacciones y efectos adversos (cefalea, taquicardia, aumento de la presión arterial, ansiedad, estreñimiento...).
Xenical (orlista): indicado en el tratamiento de pacientes con obesidad (IMC mayor o igual a 30) o en pacientes con sobrepeso (IMC superior a 27) con complicaciones asociadas al aumento de peso como diabetes, hipercolesterolemia. En los trastornos de la conducta alimentaria no están autorizados. Entre sus reacciones adversas están la disminución de la absorción de vitaminas (A, D, E y K), dolor abdominal, urgencia fecal... Al disminuir la absorción de grasas puede llevar a un estado severo de desnutrición. Está contraindicado en enfermedades psiquiátricas o con bajo/normal peso. Sólo deben ser tomados por indicación médica.
Prozac, Reneuron, Adofen (fluoxetina): no indicado para la pérdida de peso. Provoca alteraciones gastrointestinales, neurológicas (insomnio, ansiedad, temblor, mareo), cardiovasculares (arritmias cardiacas) y anemia. Todos ellos elevan el riesgo de complicaciones ya asociadas a los trastornos de la conducta alimentaria. Sólo deben ser tomados por indicación médica.
Diuréticos: debe prestarse especial cuidado en tomar las dosis prescritas por el médico y con controles analíticos. Sus reacciones adversas son somnolencia, dolores musculares, calambre, taquicardias, náuseas. Debe consultarse con el médico si se está tomando otra medicación como antibióticos. . Está contraindicado en enfermedades psiquiátricas o con bajo/normal peso al producirse una grave pérdida de nutrientes.
Laxantes: debe administrarse en la dosis prescrita por el médico y debe evitarse el uso prolongado. Las dosis altas o continuadas pueden producir pérdida de electrolitos (descenso en sangre de calcio, potasio), pérdida del tono muscular intestinal, disfunciones hepáticas. Los efectos secundarios se incrementan asociados a diuréticos como es frecuente en las personas con anorexia y bulimia. No están indicados para la pérdida de peso, porque sólo se pierde agua, sin afectar a la grasa corporal. Grave riesgo de deshidratación.
El tratamiento psicofarmacológico se orienta hacia el estado de ánimo y autoestima y la estabilidad psiquiátrica.
Neurolépticos: El uso de estos fármacos se justifica en la anorexia restrictiva a nivel hospitalario, cuando sea necesario sedar y dormir a la enferma para reducir la hiperactividad e ideación expansiva. Ante la inanición, puede producirse una autofagia de proteínas musculares que conlleve a hiperproducción de neurotransmisores como la dopamina que contribuya a la agitación. Al bloquear los receptores dopaminérgicos, se favorece el reestablecimiento del equilibrio de la neurotransmisión cerebral y la normalización de la ingesta. Desde este abordaje teórico se ha utilizado también la terapia electroconvulsiva. Entre los neurolépticos utilizados, y a bajas dosis, destacan la periciazina, la pimozida, la clotiapina, la propericiazina y la clorpromazina. Asociados habitualmente a ISRS, son beneficiosos en los cuadros de anorexia con hiperactividad, agitación, ansiedad o con ideas delirantes.
Antidepresivos: La utilización de antidepresivos sólos o aislados se justifica si coexisten trastornos afectivos, obsesivos o predominio de ansiedad, así como por su efecto sobre el apetito. Se usan a nivel ambulatorio y hospitalario. Como precauciones básicas es importante considerar la alta incidencia de efectos secundarios, que especialmente en pacientes de bajo peso, pueden potenciar las alteraciones metabólicas, de ritmo cardiaco o tensión arterial,

Conclusión del tratamiento con antidepresivos: En la anorexia, una vez controladas las alteraciones electrolíticas y con un peso normalizado se usará clomipramina, fluoxetina durante 6 a 8 meses, paroxetína o fluvoxamina durante 24 meses. Con la fluoxetina es importante controlar el efecto supresor del apetito. En la bulimia el tratamiento de elección es la fluoxetina, con una frecuente disminución de atracones y vómitos autoinducidos.
Otras opciones terapeúticas incluyen imipramina o IMAO (trancilpromina, de uso muy restrictivo, a nivel hospitalario por el alto riesgo de interacciones alimentarias) si fallan los anteriores. El perfil psicológico de las candidatas a buena respuesta a serotoninérgicos incluye a las pacientes colaboradoras y responsables con patología obsesiva o depresiva manifiesta.
Benzodiazepinas: Clorazepato, Diazepam o alprazolam (dosis según peso y estado clínico) en ansiedad severa en ambas patologías.